2005/10/01




Supongamos que como seres humanos hemos producido cosas: en su producción cada uno de nosotros se habría afirmado doblemente: a si mismo y al otro. En mi producción yo hbría objetivado mi individualidad y su particularidad, y en el curso de la actividad yo habría disfrutado el goce individual de conocer mi personalidad como una capacidad objetiva perceptible sensorialmente e indubitable. En el uso y en la satisfacción por parte de otro de mi producto habría tenido la satisfacción directa y consciente de que mi trabajo satisfacía una necesidad humana, de que objetivaba la naturaleza humana y de que creaba un objeto apropiado a la necesidad de otro ser humano. Yo habría sido el mediador entre otro y la especie y el otro me habría experimentado como renovación de su propia naturaleza y como parte necesaria de si mismo: yo me habría afirmado en su pensamiento lo mismo que en su amor. En mi vida individual yo habría creado directamente la vida de otro en mi actividad individual habría confirmado y realizado de modo inmediato mi verdadera naturaleza humana y social. /K. Marx