2006/08/17

la Izquierda chilena después de Nicanor Parra.

Los grandes de la poesía Chilena han tenido posturas radicalmente sociales. Neruda, Parra, Huidobro, De Rokha (luego hablaremos de Mistral y Violeta). Han tenido un enfoque comprometido, libertario e izquierdizante. Sin duda el mas díscolo de estos a sido Parra. Que tuvo la osadía de tomar el té con la señora Nixon en tiempos de pleno intervencionismo yanqui en américa latina, lo que le costó el veto de La casa de las américas (cuba), y de muchos izquierdistas del mundo. Pero para comprender a Parra hay que diferenciarlo de los otros tres mencionados. Huidobro, Neruda y de Rokha, tuvieron una total aceptación de los postulados Marxistas, con diferentes enfonques claro está. De Rokha el furibundo, mantuvo la postura mas dura, hizo poesía de lucha de clases. Neruda y Huidobro tuvieron posturas mas republicanas. Parra sin embargo rompe con el marxismo al acusarlo de dogmatico, de creencia cuasi religiosa. Lo cual no deja de ser cierto en muchos casos en los que se habla de "doctrina" marxista.
A mi juicio la critica al Marxismo es estrapolable incluso a sus categorías de análisis. Ya que el sur es una conformación social distinta. Acá no hay burguesía, hay oligarquía. Y el sur completo, salvo dos o tres, es proletariado completo en relación al norte. Marx vio la sociedad de su época desde su matriz cultural, nada mas esperable.
Parra en su critica nos habla de una actitud libertaria incuestionable, Parra es "izquierdizante", pero por eso mismo no se cerró en dogmatismo, y tuvo una actitud que Chile debiera tener con respecto a su destino: "Soberanía total e incuestionable", soberanía hasta para ir al baño, o ir a tomarse un café con Bush, sin olvidar quien es.
La poesía Chilena, la mas grande, una vez más nos da cátedra. Parra durante la dictadura publicó duros poemas antirégimen. Lo que bien pudo costarle algo mas que sesiones de tortura. Sin duda sus motivaciones no eran tan distintas de las de los otros grandes, Neruda, Huidobro, de Rokha, pero su enfoque fue un paso más, un paso que no rompe sino que aporta, pues la antipoesía nunca dejó de ser poesía, asi como nunca dejó de ser izquierda, como Violeta y Mistral. Por izquierda entenderemos, en conclusión, amor a Chile como tierra y pueblo soberanos. Y que es poesía en chile.. poesía en chile es lo que para los griegos fue la filosofía.


EN RESUMEN

en síntesis
en buen romance:
el futuro será comunista y cristiano
o no será
tiene razón Ernesto Cardenal
y que viva Shile mier-
mosa patria
como decíamos anteayer



Nicanor Parra

http://www.atinachile.cl/node/15751

2006/08/05

CARTA DE SILVIO A ISABEL

Mi querida Chabela La Habana, 6 de abril de 1992

Me llena de emoción, y de responsabilidad, lo que me pides: unas palabras para la primera edición que se hace (cosa que resulta increíble) de las partituras de las canciones de tu mamá -y en cierta medida de la mía y de lo que se da en llamar Nueva Canción Latinoamericana- Violeta Parra.

Y ya montado en el intento, descubro que responsabilidad y emoción son la amalgama de conciencia y sentimiento que debiera orientarme. Sin embargo me temo que no voy a poder ser muy científico, aunque me gustaría.

Dejemos, pues, hablar primero a la memoria.

Fue una tarde avanzada, cuando casi nos íbamos después de un día de almuerzo y plática, cuando Haydée Santamaría nos dijo que nos quedáramos otro poco, y tras desaparecer por un instante regresó con un pequeño tocadiscos que colocó en el suelo penumbroso, y nos dijo “quiero que escuchen a una chilena”.

No sé si Pablo o Noel la habían oído (creo que alguno de ellos sí), pero a mí sólo me había llegado su nombre.

Entonces Haydée, que sabía ver en la oscuridad, enchufó el aparato, extrajo el disco, lo puso y apretó todo lo que había que apretar para que la música empezara a salir, silueteando el silencio.

Era una voz con un hermano Roberto; una que acusaba el recibo de una carta con una diatriba desesperada en compás ternario, con una cólera impecable, con un timbre tan honesto que me recordó a María Teresa Vera, con una antigüedad y al mismo tiempo con un sentido tal de porvenir que me dejó perplejo.

¿Qué coño es eso?, me dije, esta mujer es un peligro. Y sí, Violeta es muy peligrosa, y sobre todo para mí que andaba en busca de lo mío, y con mucha facilidad podía acomodarme a las maravillas (me había pasado con los Beatles, me pasaba con Buarque y con la seductora ambrosía de Yupanqui).

“Run Run se fue pa’l norte” y “Volver a los 17” -¿para qué hablar de “Gracias a la vida”?-, “acabaron” conmigo. Pero cuando salté, y luego vi saltar a Leo Brouwer aún más alto, fue con “El gavilán”.

“El gavilán” musicalmente es la tesis de continuidad y ruptura más contundente que le había escuchado a un cantor latinoamericano. Era compromiso y libertad, ortodoxa e iconoclastía, era un “embutido de ángel y bestia”, como dirá don Nicanor, el caballero verde.
Para Violeta Parra el maquillaje no existía, por eso, aun cuando se ponga de moda ser folklórico, va a ser inabarcable, hay cosas que las modas no podrán alcanzar, ni los ismos ni ciertas corrientes.

Se puede poner de moda una manera de cantar, de hablar, de vestirse y hasta de ser (o aparentemente que se es); pero la tierra, las montañas, el mar y el cielo fueron desde hace mucho configuraciones esenciales, como la Viola, y como ella dejaron su señal, vaya después el Universo adonde quiera ir.

Bueno: ésa es la parte de autoctonía que se le suele ver a la Violeta, la otra, la funcional, la que trasciende la semilla e inventa un mundo propio, siempre contemporáneo, es la cuestión menos comentada de su arte.

Quizá sea tarea de la ciencia -con conciencia- ese análisis. Lo cierto es que no está completa la justicia, y ya le falta mucho, hasta que se proclame su condición de espuma junto a la de sedimento. Y es que Violeta Parra, que venía de tan hondo, que era parte de lo primigenio, usaba esta sabiduría para saltar a lo nuevo, como defendiendo las raíces desde la exuberancia del follaje.

Virtud de los elementos, Violeta Parra.

Silvio